Estoy segura que has escuchado en más de una ocasión la palabra creencia. Ahora está muy en la onda el hablar de todas estas cosas, de como nos afecta en nuestro día a día.

Pero quizás no tengas muy claro lo que es una creencia.

Son esas verdades universales que tenemos dentro de nosotros. Esas afirmaciones rotundas. Esos pensamientos que nos dicen como somos nosotros y que hacen que nos movamos en una u otra dirección. Son esas formas de entender el mundo y nuestra realidad, y por eso mismo, nos llevan a comportarnos de una determinada forma con nuestro entorno.

A través de nuestra historia, se van insturando: Nuestros padres, familia, amigos, escuela… Y vamos formando un sistema de creencias, el cual nos puede potenciar en nuestra vida o nos puede limitar.

Así, es. Esas creencias que tenemos a cerca de nosotros mismos (soy inteligente, soy muy creativa, soy una persona despistada, a esta edad ya no se puede hacer nada, esto es sólo para unos pocos, el que la sigue la consigue…), además de las creencias a cerca del mundo que nos rodea (los inmigrantes nos quitan el trabajo, veo oportunidades por todos los lados, los hippys son unos vagos, los ricos son unos ladrones, el dinero es el cancer del mundo, los informáticos son unos frikis,  las personas que tienen dinero es porque se lo han currado ellas, todos los políticos son unos ladrones…).

 

¿Pero realmente las creencias influyen tanto en nuestras vidas?

 

¿Conoces el Efecto Pigmalión o la profecía autocumplida? Este es un experimento que viene de la mano de la psicología social, y nos afirma el poder que tienen nuestras creencias a cerca de algo. Como en función de lo que creamos nos comportamos de una forma o de otra, modificando de esta forma los resultados.

En el experimento se les dijo a unos profesores que habían hecho unos test de cociente intelectual a una serie de alumnos, y que en función de el resultado obtenido, se repartirían en diferentes clases.

A un profesor se le dijo que le había tocado la clase de los niños con un mayor cociente intelectual, y al otro profesor a los niños con menor cociente. Por supuesto, lo que no sabían ambos, era que esos test nunca se hicieron y que los niños fueron seleccionados aleatoriamente a las diferentes clases.

Los resultados de dicho experimento es que la clase de los niños “listos” obtuvo un mejor rendimiento, unas mejores calificaciones y un mejor comportamiento. Todo esto en contra del grupo de los “menos listos”.

¿Por qué ocurrió todo esto? Los profesores, de forma insconsciente etiquetaron a su alumnado, y a partir de ahí, se comportaron de formas totalmente diferentes.

Exactamente lo mismo nos ocurre a nosotros en cualquier ámbito de nuestra vida. Y como ya sabemos… un determinado comportamiento lleva a un determinado resultado.

 

¿Cómo se forma una creencia?

 

Existen dos formas para que esas creencias se formen: Puede ser por repetición o por un alto impacto emocional.

La primera, por repetición, estoy segura que la conoces muy bien ya que la vemos muy bien en los niños. Frases del tipo “que malo eres”, “que nervisa eres” “que niño más bueno”… Por repetición, como si fuera una gota que poco a poco va agujereando una piedra, se instaura la creencia de “soy malo”, “soy nerviso”, “soy buena” o “no valgo”

La segunda es por un alto impacto emocional. Quizás recuerdes alguna ocasión en la que ha ocurrido un suceso que marcó tu vida. Estoy segura que si te pregunto que cenaste hace 3 días, lo más probable es que no lo recuerdes, o te lleve un tiempo llegar a la respuesta. Pero, ¿y si mi pregunta es dónde estabas en día del atentado de las torres gemelas? Te acordarás de dónde estabas en un momento. Ese hecho pudo generar una creencia de miedo e instaurarse de forma insconciente en ti, para después condicionar tus actos.

O quizás tuviste en el colegio un episodio en el que todos los niños se rieron de ti por equivocarte, incluso fue más traumático porque la profesora también te puso en evidencia. Tal vez, ese momento, hizo que se creara en ti la creencia de que cometer errores es algo malo, con lo cual, ni siquiera te das permiso a intentar cosas nuevas, porque si te equivocas, acabarán burlándose de ti.

Y te preguntarás: ¿Qué tiene que ver esto con el Coaching de Alto Impacto? Pues que nosotros, gracias a difentes técnicas, como el glasswalking o el firewalking entre otros, provocamos ese alto impacto emocional, para que pueda instaurarse dentro de ti, y a posteriori en tus alumnos o clientes, una nueva creencia potenciadora.

Una nueva creencia como “a pesar del miedo, se que puedo hacerlo” o “siempre es peor en mi mente de lo que luego es en realidad”. Cada persona es única, por lo que las creencias, también lo son.

¿Cómo puedes formarte tú para realizar esos cambios de creencias dentro de tus formaciones? A través del F.I.R.E, podrás formarte como Empowerment Coach, y llevar a cabo estas dinámicas y otras con igual o mayor impacto en tus alumnos.

Puedes visitar nuestra página web https://firewalkingspain.com/ o escribirnos a info@darteformacion.es para solicitar información sin compromiso.

Por que el cambio, si es posible.

Miriam Simón