Muchas personas se sorprenden de esta frase. ¿Eres tú uno de ellas?

Te invito a hacer algo tan sencillo como observarte en el cómo haces algo tan sencillo como jugar al fútbol, al parchís o incluso a las 3 en raya.

¿Quizás no te guste perder?
Y más allá, aunque no te guste perder, ¿Te enfadas? ¿Te frustras?
¿Las cosas tienen que hacerse de la forma que tu dices?
¿Aceptas opiniones de los demás o impones la tuya sí o sí?
¿O por el contrario te lo tomas todo como si fuera un juego al cual no le das importancia?
¿Esperas a hacer las cosas en el último momento?

Son muchas preguntas que quizás ahora mismo no puedas contestar, ya que si las contestas en este justo momento no lo hagas de forma honesta.

Nos encanta creer que nos conocemos. Nos encanta creer que sabemos cómo vamos a actuar ante ciertas situaciones. Nos encanta decir: “Yo nunca haría o diría esto”

Pero… Cuando llega un momento en el que la vida te sorprende con una experiencia que no esperabas o fuera de lo normal, de repente respondes de esa misma forma. O incluso peor…

En estos días me ha llegado un video de una serie en la que se tratan temas relacionados con la filosofía, una palabra cuya etimología viene del griego phylos y sophia (amor por la sabiduría). Maravillosa ¿verdad?

En este pequeño video, proponen un experimento que se ha realizado en psicología de grupos, en el que muestran como una persona cambia su respuesta aún sabiendo que es errónea, ya que el grupo expone una única respuesta.

Te lo explico un poquito mejor: Una profesora dispone de una carpeta verde pero le dice a sus alumnos que deben decir cuando su compañero entre que es roja. Al momento entra el alumno y van preguntando a el alumnado compinchado de qué color es la carpeta: todos dices roja. Al llegar al alumno nuevo, adivinad qué responde… Rojjo. (El sabe que es verde pero aún sabiéndolo, decide decir que es roja para… ¿encajar en el grupo? ¿que le acepten? ¿necesita que le quieran? En estos momentos aparece la presión del grupo.

Es curioso porque todas las personas que he leído dicen lo mismo: “Yo tengo claro que diría verde, por que es verde. Me da igual lo que digan los demás” Ni una reconoce que podría caer en el error.

Este experimento lo realizó el psicólogo Ash con unas líneas de diferente longitud (Experimento de la conformidad). Pero el resultado es el mismo, bastante significativo.Un 75% de las personas cae en la respuesta errónea al menos una vez. Este porcentaje es muy grande, ¿Verdad? Es cierto que en el momento en el que hay un cómplice que valida su respuesta (rojo), la persona en cuestión ya suele expresar su verdadera opinión.

¿Por qué te cuento todo esto? Porque todos tenemos en nuestra mente cómo vamos a reaccionar ante un determinado estímulo, pero con mucha frecuencia la realidad es otra.

Y ante esto nos encontramos cuando nos encontramos ante una dinámica de alto impacto. En el momento en el que nos ponemos frente a los cristales, brasas, la flecha o cualquier otra… reaccionamos de una forma real. Una forma en la que las máscaras que llevamos en nuestro día a día se caen y nos muestra un “yo” desnudo, tal cual somos en ese momento. Ahí no hay engaños.

Eso sí, pueden aparecer excusas de todo tipo: “Yo no necesito hacer esto para demostrame nada” ¿qué necesidad tendo que hacer esto?… Es que tengo un dolor en el hombro, pies… hay excusas para dar y tomar.

Y es que… quizás sean esas excusas las que te dices en tu día a día. O quizás desarrolles recursos para llevar a cabo la experiencia. Puede que te sorpendas tanto para bien como para mal.

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Un abrazo
Miriam Simón